Estudio de caso: Cómo usamos SegmentOS para validar SegmentOS (y obtuvimos una señal de "adelante" del 90%)

La parte más difícil de la gestión de productos no es generar ideas. Es decidir cuáles descartar.

Tu backlog de Jira está desbordado. Ventas quiere la Función A, Éxito del Cliente quiere la Función B, y tu CEO quiere la Función C porque vio a un competidor hacerlo.

¿Cómo decides qué construir a continuación sin iniciar una guerra política interna? Necesitas un marco de trabajo.

Dos de los marcos más populares son RICE Scoring y el Modelo Kano. Pero abordan el problema desde ángulos completamente diferentes. Aquí te explicamos cómo elegir entre ellos—y el único ingrediente que falta que hace que ambos realmente funcionen.

La puntuación RICE: El calculador interno

RICE es un sistema de puntuación interno diseñado para eliminar la emoción de la priorización. Asignas un número a cuatro factores para obtener una sola puntuación para cada función.

• Ralcance: ¿Cuántos usuarios se verán impactados por esto en un período determinado?

  
  

• Impacto: ¿Cuánto moverá esto la aguja en nuestra métrica clave (por ejemplo, tasa de conversión)?

  
  

• Confianza: ¿Qué tan seguros estamos de nuestras estimaciones de Alcance e Impacto? (Porcentaje).

  
  

• Efuerzo: ¿Cuántos "meses-persona" llevará construir esto?

(Alcance x Impacto x Confianza) / Esfuerzo = Puntuación RICE.

Cuándo usarlo: Cuando tienes muchas ideas similares y necesitas una forma fría y matemática de clasificarlas según el ROI.

El modelo Kano: El susurrador de clientes

Mientras RICE se centra en las métricas empresariales, el Modelo Kano se centra en la satisfacción del cliente. Categoriza las funciones según cómo se sienten los usuarios acerca de ellas.

Debe Tener (Básico): Si no lo tienes, te odian. Si lo tienes, son solo neutrales. (por ejemplo, un botón de inicio de sesión).

• Rendimiento (Lineal): Cuanto mejor es, más felices están. (por ejemplo, velocidades de carga de página más rápidas).

  
  

• Sorpresas (Emoción): No lo esperan, pero si lo añades, te quieren. (por ejemplo, un regalo sorpresa).

Cuándo usarlo: Cuando necesitas equilibrar tu hoja de ruta entre arreglar errores básicos y añadir nuevas funciones emocionantes.